Lo hemos visto muchas veces, las empresas exitosas se basan en servicios innovadores y no en la venta de material sin procesar o sin valor añadido; es a través de las ideas donde el negocio se vuelve rentable y la competencia se queda mordiendo el polvo.
La nube es un maravilloso ejemplo de eso.
Nos hemos acostumbrado en el pasado a ver empresas que invierten en grandes equipos de cómputo y red, y que a través de enlaces dedicados interconectan sus distintos sitios, tarea ardua y demorosa por lo demás.
Hasta que apareció la nube.
Sin ir más lejos, para el 2020, de acuerdo al sexto índice anual Cisco Global Cloud (2015-2020), se predice que el 92% de las transacciones serán procesadas en la nube (de los cuales 68% será en nubes públicas)
La nube permite que grandes empresas usen infraestructura ajena y satisfagan sus necesidades como servicios, tenemos una lista larga de ejemplos: Software como Servicio (SaaS), Infraestructura como Servicio (IaaS), Plataformas como Servicio (PaaS), etc.
Más allá de las grandes ventajas (y también algunas desventajas que ya veremos), la tercerización de algunos de los componentes fundamentales de la tecnología, permitirá a los empleados del área focalizarse más en impulsar la estrategia de la empresa y volverse en un aliado de las unidades de negocio productivas, más que el rol de simplemente soportar e implementar tecnologías.
TI debe dejar de ser sólo un molesto centro de costos, para ser un ingrediente fundamental del crecimiento de las corporaciones.
Actualmente en el mercado encontramos tres grandes gigantes:
- AWS (Amazon Web Services).
- Microsoft
- Google.
Digno de mencionar es Oracle, que ha entrado de forma muy agresiva a competir en el mercado de la nube en el último tiempo, convirtiéndose rápidamente en un nuevo jugador muy significativo.
Éstos se enfrentan en una guerra de innovación y también, porque no decirlo, de precios.
Este es un negocio en que todos quieren estar, la razón es evidente: tanto AWS como Azure están cercanos al billón de dólares de facturación mensual.
Varios han quedado en el camino de las nubes públicas, con ejemplos como HP (2015), Dell (2016), Cisco (2017) o Verizon que acaba de cerrar su oferta de nube publica en abril del año pasado.
Las empresas de tecnología no pueden basar sus estrategias en la venta de equipos o servicios básicos, pues en la medida que la nube vaya ganando terreno, serán más los clientes que no necesitarán comprar equipos, sino que simplemente arrendarán en la nube sus requerimientos, incluso muchos equipos actuales, en el futuro serán definidos por SW (SD: Software Defined), se estima que la mitad de la infraestructura de borde de WAN será SDWAN y no routers dentro de tres años.
Los números hablan claro; de acuerdo al último reporte de la IDC, la infraestructura asociada a la nube ya es el 39.2% del gasto total (el 2015 fue un 34.7%), en contraste, el gasto en infraestructura tradicional cayó un 10.8% el último trimestre del 2016.
Actualmente muchas empresas tecnológicas están robusteciendo sus portafolios a través de adquisiciones, un claro ejemplo, sólo Oracle ha comprado más de 100 compañías desde el 2005. Otro ejemplo destacable es la compra de EMC por parte de DELL para impulsar el negocio de infraestructura hiper-convergente (que combina computo, almacenamiento y hiper-visores en una sola caja)
Así se comenzarán a borrar las líneas entre servicios físicos y digitales.
Lo que defina a una empresa exitosa de servicios de la nube pasa por variadas aristas, entre las cuales se pueden identificar: su capacidad de manejar simultáneamente nubes privadas y públicas (modelo híbrido), mejor valor total del servicio, modelo de cobro, flexibilidad, elasticidad, tolerancia a la falla, seguridad, latencia, administración, herramientas de monitoreo, servicios añadidos (análisis de “big data” por ejemplo), etc.
Dentro de las complejidades de la nube tenemos que en la actualidad muchas aplicaciones pueden correr en la nube, sin embargo, no fueron construidas para la nube, además se deben considerar la seguridad (pues en la nube la información de la empresa no reside en sus propios centros de datos privados), por otra parte, la latencia, es decir, los retrasos en recibir información (especialmente para aplicaciones que están fuertemente ligadas a una base de datos) que se pueden minimizar, entre otras cosas, instalando la aplicación en la misma región donde están los usuarios.
En resumen, la nube no es una estrategia de TI, debe ser una estrategia del negocio, de otra manera, sus evidentes ventajas no serán totalmente exprimidas por las corporaciones.